Luchadores

lunes, 1 de agosto de 2011

Tras bastante tiempo de montaña rusa, de subidas y bajadas de ánimo y moral, tras deshacerme de todas las lágrimas que hacía años guardaba, llorando de tristeza, pero también de felicidad, tras comprobar que el tiempo pasa, también para mi, tras aceptar que ayudar a los demás a salir de sus problemas no significa que tú estes bien, me he decidido a escribir después de mes y medio sin hacerlo.
Me he llevado mucho tiempo pensando que había perdido lo más importante de mí, lo que consideraba los pilares de mi personalidad: mi independencia, mi seguridad en mí misma, mi facilidad para expresar lo que siento y, sobre todo, mi fortaleza, mi capacidad de luchar ante lo que se ponga por delante. Y, en cierto sentido, así es. La diferencia es que no está perdido, está ahí, escondido, encerrado. Todas esas cualidades que siempre han sido mias están enterradas en algún lugar de mí misma.
Quizás tarde tiempo en volver a sacarlas, limpiarlas y lucirlas en todo su esplendor, pero ahora tengo claro que puedo hacerlo, y quiero hacerlo, lo cuál es aún más importante.
Por eso, para todos los luchadores que están o han estado conmigo en algún momento, para los que estarán o para los que ni siquiera llegaré a conocer, desde este mini espacio en el que me desahogo, deciros que lucheis como lo habeis hecho hasta ahora (o mejor), que os apoyeis en los que os rodean, aunque os acaben decepcionando, que disfruteis de las batallas ganadas, que aprendais de las perdidas, y que celebreis cada victoria personal, por pequeña que sea, como si fuera el último día de vuestra vida, porque algún día lo será.
Y yo, personalmente, quiero irme de aquí con la conciencia tranquila, sabiendo que he disfrutado y aprendido todo lo que he podido, que he hecho reir a alguien, que hay gente que me echará de menos y que habré sido importante y memorable para, al menos, una persona en al menos un momento concreto.
Porque para la gente que lucha cualquier día puede ser el último...pero tambien el primero.