Llevo tiempo sin escribir algo realmente personal en este blog. Podemos decir que ha sido falta de inspiración, pereza o, incluso, un poco de vergüenza de la que pensé que ya no quedaba ni pizca. Pero hoy es uno de esos días en los que desahogarme con palabras es mi mejor opción, la más válida y la que más necesito.
Esta semana me he dado cuenta más que nunca de los riesgos que corremos. Para los que no sepais de que hablo (que sois la gran mayoria) solo os diré que parece que la salud no va a ser el punto fuerte del 2011, al menos en lo que me rodea, así que me ha parecido que abrirme un poco era una buena opción.
No se si os habreis dado cuenta: hablamos a diario con las personas que nos rodean sin ser conscientes de que están cambiando nuestra vida. Puede que no les demos la importancia que se merecen, casi seguro que no lo hacemos. El problema es cuando alguna de esas personas, un día, desaparece.
En mi caso, tengo que reconocer que me he convertido, de unos años a ahora, en una auténtica temeraria. Me arriesgo cada día más a perder a la gente que me rodea. Y lo que más me preocupa no es que se vayan, sino que lo hagan sin saber lo importantes que son para mi.
Cuando era pequeña cada día decía "te quiero" varias veces, y ninguna de ellas era poco importante. Me parecía que decirlo era tan normal como necesario. No salía de casa ni me iba a dormir sin decirselo a mi madre. El sábado se lo volví a decir, por primera vez en años, demasiados años. Me salió solo, tan natural como cuando era una niña. Me alegro de haberselo dicho y me asusta no decírselo más a menudo.
"Te quiero", "Te echo de menos", "Necesito verte"....son expresiones que cada vez me cuesta más utilizar, por miedo al efecto que puedan causar en quien las oye. ¿En qué nos hemos convertido? La gente se asusta de los sentimientos, no dices "te quiero" por si la persona a la que va dirigido no siente lo mismo, o por si sale corriendo porque piensa que estás loca por sentir eso.
A todos los que me conoceis y estais leyendo esto, necesito que sepais que estoy harta. Mis sentimientos son mios, y si los quiero expresar lo haré. Porque estoy cansada de tener miedo, porque me da igual cual sea la respuesta, porque necesito saber que lo sabeis, porque me parece la mejor manera de mantener cerca a la gente que de verdad me importa y merece la pena, y porque el hecho de decirlo a menudo no significa que pierda valor, ni intensidad, todo lo contrario.
En la vida que llevamos, nos dedicamos a guardarnos este tipo de sentimientos y, erradamente, los ocultamos tras otros que no son buenos en absoluto. Nos permitimos el lujo de sentirnos deprimidos cuando rompemos una relación, pero nos da vergüenza mostrar lo ilusionados y alegres (y, por qué no decirlos, estupidamente infantiles) que estamos cuando estamos empezando una nueva. Podemos estar realmente preocupados por si nos van a renovar en un trabajo, pero no demostramos la tranquilidad y la alegría que nos invade cuando te dicen que eres imprescindible para la empresa y que por supuesto que sigues trabajando para ellos. Nos decepcionamos cuando se nos fastidia un plan que llevamos deseando desde hacía semanas, pero no somos capaces de demostrar cuanto disfrutamos de algo improvisado que nos ha alegrado el día.
Me he dado cuenta de que la vida es demasiado corta como para recrearse solo en lo negativo, así que pienso cambiar el orden en la mia: desde ahora los buenos van delante, plantando cara, mostrandose ante todos. Y que vaya a ser así desde ahora no es porque no quiera sentirme culpable cuando las cosas vayan mal por no haberos dicho todas estas cosas, ni siquiera es para haceros sentir mejor a vosotros, simplemente creo que la gente ya tiene suficiente mierda en su dia a dia como para que, al llegar a casa, nadie sea capaz de decirle que no todo es negro. Os merceis que la gente que os quiere os lo diga, y vais a tener que aprender a escucharlos y aceptarlos. Nunca se dice un te quiero porque sí, ni se dice para oirlo de vuelta, se dice porque te apetece decirlo, porque lo sientes así y porque crees que la persona que escucha merece y quiere saberlo.
A partir de ahora yo lo diré a quien corresponda, las veces que me de la gana, y de la manera que crea más oportuna. Espero que no os asuste, que no salgais corriendo y que aprendais tanto a aceptarlos como a decirlos. Porque quizás algún día, cuando esteis tan asustados como yo, os acordeis de estos desvarios y os armeis de valor. Y quizás entonces considereis que yo soy una de las muchas personas a quien teneis que decirle estas cosas. Para cuando ese dia llegue, si es que lo hace, estaré aquí, escuchando, y sin ninguna intención de asustarme y huir.
X.O.X.O.
Emma
Un puñado de sentimientos
jueves, 20 de enero de 2011
Publicado por
Emma Waylinne
en
2:27
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