Desprendiendo analfabetismo por los poros

martes, 7 de abril de 2015

Colérica se queda corto para describir el estado emocional en el que me encuentro. Cansada, agotada, frustrada, exhausta, en definitiva, hasta las narices de que los andaluces seamos la diana de todos los tópicos negativos y sin fundamento de este país. Nos tachan de incultos, de vagos, de juerguistas, de analfabetos y de mil cosas más. 
Dicen que nos pasamos el día en las terracitas bebiendo cerveza al sol, que tenemos más fiestas que nadie, que somos escandalosos y maleducados. Dicen los que saben (porque digo yo que lo sabrán sin atisbo de duda, por eso lo dicen)  que ocupamos nuestro tiempo en embrutecernos con programas de televisión como Mujeres y Hombre y Viceversa, Sálvame, El programa de Juan y Medio y Mira Quien Baila, en hacer botellones y emborracharnos (los más jóvenes) y en rascarnos la barriga, básicamente.
Aún a riesgo de confirmar el hecho de que los andaluces somos incultos, debo confesar que no sé como se llama el programa de Juan Y Medio ( y que he tenido que buscar cómo se escribe su nombre), que no conozco los horarios de emisión de ninguno de los programas que he citado y que hasta donde yo sé, el botellón está prohibido (aunque hace tanto que no lo hago que igual han cambiado la ley).
Reconozco que me tomo una cerveza en una terraza cada vez que puedo, porque puedo. Porque para eso me paso más de cuarenta horas a la semana trabajando como una burra. Reconozco que voy a cada feria que me viene bien en términos de fechas, porque para eso me he perdido las fiestas durante años y las he cambiado por estudiar para sacarme una carrera. Confieso que soy escandalosa, que mi tono de voz es alto y que a veces puede molestar, por eso he recibido la suficiente educación para pedir perdón por ello cuando corresponda e intentar corregirlo.
Confieso que tengo acento andaluz, que cuanto más tiempo paso en mi tierra, más pronunciado se hace, pero a cambio escribo correctamente, me expreso con claridad y tengo un vocabulario tan extenso que me puedo permitir insultar a todos aquellos que se lo merecen sin que ni siquiera se den cuenta de que lo hago.
Permítanme preguntarles, a todos aquellos que tienen esa idea difuminada y errónea de los andaluces, a qué dedican su tiempo y su dinero. Déjenme adivinarlo: van a trabajar y luego se encierran en casa a hacer "vida familiar". Mi vida familiar se hace en la calle, paseando por la playa o tomando una cerveza, vistiéndome con mi madre de gitana para ir juntas a la feria, comiendo o cenando con la televisión apagada, porque es más importante lo que tenga que hablar mi familia que lo que opine Belén Esteban. 
Todos aquellos que critican a mi gente y a mi tierra hagan un poco de examen de conciencia, lean un poco, a ser posible empápense de historia (sí, historia, a ver que encuentran sobre Andalucía) midan sus palabras y sus pensamientos y no juzguen sin autocriticarse.
Aún a riesgo de parece maleducada, voy a dejar de trataros de usted, porque eso es señal de respeto y no os lo habéis ganado. Y os digo más, no tenéis ningún derecho a criticar ni juzgar a nadie por su procedencia, sus raíces o sus costumbres, ya sean andaluces, catalanes, vascos o de Pernambuco. Me es completamente indiferente lo que hagáis con vuestra vida, vuestra familia o vuestro cerebro, eso es decisión de cada uno, lo que no voy a permitir es que nadie se crea con el derecho a llamarme inculta, analfabeta, vaga o cualquier otra cosa por haber nacido en el que es para mi uno de los mejores lugares de España. 
Y si tan tontos somos y tan mal nos va, plantearos por qué todos los que os pasáis el día hablando mal de nosotros luego os venís de vacaciones, a la feria o a ver nuestra Semana Santa, que igual os dais cuenta de que lo que pasa es que sois una panda de hipócritas.
Pero claro, no me hagáis caso, porque qué voy a saber yo, si sólo soy una inculta y una analfabeta andaluza...

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